No lo hice

Ahí me encontraba, sólo, completamente sólo.

Bajé del lugar, ya me había decidido. Una vez abajo, observé las calles, no había nadie. Aquellos lugares que usualmente estaban llenos de personas, se encontraban totalmente deshabitados en esta ocasión. No encontrar a nadie en las calles, era una sensación demasiado desesperante, me recordaba a aquella película que estaba por estrenarse, basada en el libro que tanto le gustaba a Toti.


Toti... mi amigo... mis amigos... ¿realmente habían desaparecido? en la casa no se encontraba nadie, pero era obvio que alguien había estado ahí. Había tomado una decisión, no lo había hecho, por muy desesperado que estuviera, no lo había hecho. En esa casa había estado alguien, alguien que quería y que me importaba. No podían haberse desvanecido así como si nada de un momento a otro, era ilógico.


El tiempo parecía estar detenido, era como una ilusión. El silencio era abrumador, ni siquiera el sol parecía moverse, era todo tan raro.


Es verdad, estaba completamente desesperado, pero no desorientado. Sabía donde ir, tenia la esperanza de que en aquel lugar podría encontrar algo, así que para allá me dirigía. No recuerdo el viaje con toda exactitud, solo recuerdo haber caminado por esa larga calle, completamente sólo, sin nadie a mi alrededor.


Llegue a mi destino, un lugar el cual me traía buenos recuerdos, pero en este momento me aterraba darme cuenta que se encontraba vacío. Un lugar lleno de vida, lleno de personas, que ahora se encontraba sin nadie. Entré, caminé por el pasillo, lentamente, escuchando como el sonido que provocaban mis propios pies al caminar encima del suelo.


El pasillo terminó, llegué al lugar exacto que buscaba. No se encontraba nadie ahí, pero era distinto. Sin haber nadie en ese lugar, se sentía lleno de vida. Esto me alegró, y me impulsó a acercarme al pozo. Siempre me había gustado este espacio en específico, se sentía tan tranquilo, tan relajante, incluso en un momento como este me traía paz.


Una vez que había llegado hasta el pozo, miré en su interior. Agua, solo veía agua y mi reflejo. No se movía, se encontraba quieta. Observé el balde colgado a la altura de mi cabeza, y me percaté que se encontraba lleno de agua. Incliné el balde, de modo que el líquido de su interior cayera dentro del pozo, interrumpiendo su tranquilidad. Una vez que había caído todo su interior, miré nuevamente en su interior.


Esta vez veía otra cosa en vez que mi propio reflejo, veía sombras, un grupo de sombras. Me fijé atentamente y poco a poco se fue aclarando la imagen.


¿Quiénes eran aquellas seis personas?


Al darme cuenta de la identidad de cada una, ya no me sentí sólo, para nada. Ahí estaban las personas que andaba buscando, aquellas personas que necesitaba. Me alegró tanto verlos ahí, devolviéndome la mirada con una sonrisa, cada uno con su propia sonrisa, con su propia forma de ser. Era increíble verlos ahora, justo ahora, que tantas ganas tenía de estar junto a ellos.


Seis personas, seis importantísimas personas para mí. Y creo que lo que más me alegraba era ver que en ese grupo se encontraban dos personas nuevas, dos personas que hace un tiempo atrás no habrían estado ahí. Habría sido otra persona la que habría estado ahí erróneamente. Me alegraba ver que esa persona no se encontraba ahí y que, de una vez por todas, era remplazado por esas dos personas que tanto significaban para mí. Que ciego había sido. Y las otras cuatro, aquellos que siempre habían estado, pero que posiblemente nunca había valorado tanto como en verdad se lo merecían. Era muy significante verlos.


Luego, a estas seis personas se les agregaron tres más. Tres personas que siempre habían estado junto a mí, acompañándome todo el tiempo. Los observé durante mucho rato, hasta que sentí que ya no era necesario estar mirando un pozo para sentirme acompañado. Me alejé de este, contento.


No, ya no estaba sólo, ya no me sentía solo. Los tenía a ellos. Puede que no para siempre, al menos físicamente, pero en ese momento los tenia a mi lado, y les agradecía por eso. Podría haber optado por lo más fácil, podría haber saltado, pero no, no lo hice. Algo me detuvo, y ahora me daba cuenta quienes habían sido. La esperanza es lo último que se pierde.


El tiempo había acabado. Poco a poco fui volviendo. Todo volvía a su lugar, a su realidad. Yo volvía a mi realidad.




-DieGo-